-imagen tomada de link-
Una criatura fantástica perteneciente a la mitología de Chiloé (Chile) cuyas historias y descripciones pueden asociarse con las del hipocampo griego. Se dice que estos animales abundan en el mar, frene a la costa occidental de la Isla Grande de Chiloé y sus islas aledañas. Según las historias, existen varias versiones sobre su apariencia y comportamiento. La imagen más difundida es la de un caballo de monstruoso tamaño, de facciones feas, crines doradas y piel verdosa por su alimentación a base de algas y por su residencia en el fondo del mar. Se cree que es lo suficientemente grande como para llevar sobre su lomo a 13 brujos adultos.
Otras historias lo describen como un ser híbrido, entre equino y pez, mostrando una cabeza alargada, un lomo inmenso, crines doradas y tanto sus patas como su cola son extremidades semejantes a aletas y cola de pez.
Independientemente de la descripción que reciba, esta criatura solo puede ser vista por brujos o por personas que cumplen determinados requisitos, a menos que el caballo en cuestión decida dejarse ver a voluntad. Según las leyendas, los brujos llaman a esta criatura para subir a bordo del Caluche, un famoso barco fantasma que, según dicen, recoge las almas de quienes mueren en el mar. Solo a lomos de este animal se puede abordar la nave, ya que el rey del mar, Millalobo, prohibía el acceso al mismo mediante habilidades mágicas y obviamente era imposible subir por medios normales.
También se cree que estos animales viven poco tiempo, tan solo unos 2 o 3 años y sus restos se convierten en una pasta transparente que se disuelve en el mar y se confunde con las menuzas y jibias que el mar arrastra hacia la costa. Cada brujo dispone de varios de estos animales para transportarse e incluso para su correo personal. Pese a su monstruosa apariencia y al uso que los brujos hacen de ellos, los caballos marinos chilotes no son considerados malignos, sino criaturas de bien.
Según la creencia popular, la domesticación de estos animales por parte de los brujos se produce mientras el Caleuche navega bajo el mar, momento en que se eligen las monturas y se capturan. El brujo tan solo deja una marca permanente en la piel del animal para someterlo a su dominio. De esta manera el brujo puede llamar a su montura acercándose a la orilla del mar y silbando 4 veces. Luego del llamado, el brujo lo enlaza con un sargazo (alga) y palpa sus patas para luego subir a su lomo.
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