-"Rusalka" por Ivan Bilibin (1934)-
Una criatura perteneciente a la mitología eslava, generalmente descrita como un espíritu del gua, asociada a las ninfas o demonios. En algunas tradiciones, se la presenta como una sirena de los ríos, en otras como un espíritu o demonio de los canales. En todos los relatos la vemos danzar en los prados durante las noches, hechizando hombres bellos con sus canciones y bailes, para conducirlos al fondo del río para vivir con ellas.
Podemos ver criaturas de características similares en otras culturas, como la Banshee irlandesa o la Veela.
En algunos lugares se la considera un ser muerto, asociado al mal y la magia oscura. Cuenta la leyenda que cuando una persona muere tempranamente de forma violenta, se suicidan por cuestiones de amor (generalmente amores no correspondidos) o dan a luz hijos extra matrimoniales, estas personas deben pasar el tiempo de vida que les faltaba cumplir como espíritus deambulando entre los vivos. En otros cuentos, la rusalka es una joven muchacha que murió cerca de un río en en sus aguas y embruja el lugar con su presencia. No son espíritus específicamente malignos y se marcharán en paz cuando sus muertes sean vengadas.
Los niños que naces fuera del matrimonio entran en esta categoría, puesto que generalmente no eran bautizados y sufrían el abandono de sus madres, con frecuencia se los representa como espíritus que vagan por los busques pidiendo ser bautizados para tener paz en sus almas. Si bien se los suele presentar como seres inocente, en ocasiones se habla de ataques o sustos que han dado a los vivos.
Descripciones y orígenes del término
Existen muchas descripciones de la apariencia y costumbres de esta criatura, generalmente femenina, debido a las características del lugar donde mueren. Según la tradición oral, el comportamiento de la rusalka varía según la muerte que sufrió y el lugar en donde pereció.
Por lo general se la representa en el río donde murió, pudiendo salir de él a voluntad. En muchos grabados se la ve trepada a arboles cercanos a los ríos, donde cantan y danzan; también se acercan a muelles o a los campos para bailar con otras personas. Por lo general se las representa interactuando con los vivos de esta forma.
En ocasiones, se dice que sus ojos brillan con destellos verdes sin pupilas, poseen una piel pálida y una larga y frondosa cabellera, verdosa y húmeda. Se cree que mueren si su cabello se seca totalmente.
Si bien se las suele describir como criaturas inofensivas que gozan de los cantos y los bailes, en algunos cuentos matan a los hombres que seducen, ahogándolos en los ríos o enloqueciendolos con su canto. Debido al riesgo que representan, los primeros días de junio, se prohibían las expediciones a los bosques o nadar en los ríos, puesto que se creía que por esas fechas, las rusalkas salían de los ríos para treparse a los arboles y vagar por los bosques. Nadar en los ríos era peligroso por el riesgo de ser arrastrados por ellas hacia el fondo.
La asociación de estos días específicos con la rusalka se debe a la tradición de la semana de pentecostés donde los jóvenes practicaban un baile al que llamaban "rusalka", un termino en latían que se usaba para referirse a la semana de pentecostés que en sus orígenes significaba "festival de las rosas".
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