domingo, 17 de febrero de 2008

Cancerbero


Según la mitología greco-romana, era un perro de tres cabezas y que poseía serpientes por cola. Hesíodo lo describe como un can de 50 cabezas y voz de metálica, pero para facilitar su representación, los artistas las cambiaron por 3. También tiene cola de dragón y en su lomo incontables cabezas de serpientes de todo tipo.

Esta criatura se encargaba de proteger la entrada del Infierno prohibiendo la salida de espectros y la entrada de mortales. Era hijo de dos terribles monstruos, su padre era un gigante de aliento de fuego cubierto de dragones y serpientes y su madre, medio mujer y medio serpiente se comía hombres crudos.

Hercules y Orfeo fueron los únicos mortales capaces de burlar a cancerberos y cruzar el portal. Orfeo lo durmió tocando una melodía con su lira y así poder ingresar a los infiernos y buscar a su esposa fallecida, Euridice. Hercules por su parte lucho contra la bestia con las manos desnudas y logro arrastrarlo hacia la tierra durante un corto lapso de tiempo.
En cierta ocasión fue capturado por Heracles y en otra ocasión la ninfa Psíque eludió su instinto guardián al darle una torta con miel, trigo y drogas, y el héroe troyano Eneas siguió su ejemplo.

Según cuenta la leyenda, cuando cancerbero estuvo en la tierra luego de ser arrastrado por Hercules, babeo y de unas gotas que cayeron en la tierra, broto una planta llamada acónito (o luparia), también conocida como matalobos y es una planta que existe de verdad. Las brujas, tanto las ficticias como las reales, la usaban en pociones y ungüentos.

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